Cuento Tsimshian: El clan del lobo y el salmón

los Tsimshians (Sm'algyax: Ts'msyanescuchar)) son un pueblo indígena de América del Norte. Sus comunidades se originan en el estuario del río Skeena. Aquí está el cuento: El Clan Lobo y El Salmón.

El Clan Lobo y El Salmón

Una tribu que vivía a lo largo del río Nass tenía un lugar especial cerca del nacimiento del río donde podían encontrar abundante salmón y bayas silvestres. Esto ayudó a que su pueblo fuera rico y respetado y prosperó durante muchas generaciones.

Con el paso del tiempo, algunos de los jóvenes comenzaron a olvidar las viejas tradiciones. Mostrarían falta de respeto por sus semejantes matando animales pequeños y dejando sus cadáveres a los cuervos y las águilas. Una vez, cuando la temporada del salmón estaba en su apogeo, los jóvenes del Clan del Lobo pescaron varios peces, les hicieron cortes en la espalda y les pusieron trozos de pinotea en llamas. Cuando los colocaron de nuevo en el río, nadaron frenéticamente como antorchas vivas.

Los jóvenes pensaron que esto era divertido y emocionante y no pensaron en la crueldad y el despilfarro que estaban mostrando. Los ancianos, sabiendo que esto enojaría al Jefe en el Cielo, protestaron y trataron de hacerlos entrar en razón, pero fue en vano. Los jóvenes no hicieron caso.

Cuando la temporada del salmón llegó a su fin, la tribu comenzó a prepararse para las ceremonias de invierno. Mientras trabajaban, escucharon un ruido extraño en la distancia, como si estuvieran golpeando un tambor medicinal gigante. Los mayores pensaron que la irreflexión mostrada por los jóvenes al maltratar a los salmones estaba trayendo problemas a la tribu. Los jóvenes simplemente se burlaron.

Durante las próximas semanas, los golpes se hicieron cada vez más fuertes e incluso los jóvenes guerreros se asustaron. Los ancianos dijeron que sería su culpa si la tribu perecía. Eventualmente, se escuchó un ruido atronador, las montañas estallaron y el fuego se derramó hasta que los mismos ríos se incendiaron. La gente huyó presa del pánico y, a medida que el fuego avanzaba río abajo, el bosque también se convirtió en un infierno. Sólo unos pocos sobrevivieron.

Los chamanes dijeron que el mundo de los espíritus estaba enojado por la tortura del salmón. Los poderes de la naturaleza insisten en una consideración apropiada para todas sus criaturas. Ese es un principio que todos deberíamos abrazar.