En las espesas selvas tropicales de Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Brasil crece una planta muy especial llamada tagua o tawa (Phytelephas seemannii, Phytelephas macrocarpa, Phytelephas aequatorialis). Su contenido lo aporta el marfil vegetal embera.
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PalancaEmbera marfil vegetal
De crecimiento lento, puede alcanzar los 8 metros de altura. Tarda 15 años en dar los primeros frutos. Entonces dará tres cosechas al año.
Sus hojas se utilizan para cubrir los techos de las casas.
El fruto grande -infrutescencia- se conoce como mococha. Agrupa varios frutos cada uno con entre cuatro y nueve semillas del tamaño y forma de un huevo de gallina, que se utilizan para manualidades.
Cuando están recién cosechadas, las semillas contienen un líquido parecido al agua de coco que puede ingerirse; en segundo lugar, se espesan para formar una pasta comestible con un sabor dulce.
Si se deja al sol, al cabo de unos meses su contenido adquiere un color ocre claro y se endurece adquiriendo un sorprendente parecido con el marfil animal. A nivel internacional, este material es muy popular para la fabricación de botones.
En 1750, el fraile franciscano Juan de Santa Gertrudis, misionero en la Nueva Granada, en sus crónicas comparó en sus crónicas las semillas de tagua con las que se tallaban con el " bolas de mármol ».
Al igual que el marfil animal, la tagua es muy dura, fácil de pulir y absorbe bien los tintes. Con las técnicas manuales que los Emberá y Wounaan recibieron de sus antepasados, los artesanos de hoy producen verdaderas obras de arte, con representaciones de simbolismos culturales u objetos para la venta (adornos, aretes, collares, pulseras, etc.).