Voici l’histoire de l’aigle au plumage d’or. Il y a longtemps de cela, il y avait un vieux roi qui demeurait en Irlanda.
Tuvo tres hijos que nacieron al mismo tiempo; los tenía en gran estima, pero no sabía cuál de ellos heredaría el reino, ya que nacieron al mismo tiempo y él tenía la misma estima por los tres.
Contenido
PalancaEl águila de plumaje dorado
Había un manzano en el jardín del rey, y cada año el manzano tenía cuarenta manzanas, pero antes de que estuvieran medio maduras se las robaban; Un día, una vez, el rey mandó llamar a sus tres hijos y les dijo:
– On me vole mes belles pommes chaque année, quoique j’ai des hommes de garde nuit et jour sous l’arbre, des le moment ou les fleurs sont tombées; maintenant, si vous montez la garde, celui qui attrapera le voleur aura mon royaume après moi.
Aquí están los nombres de los tres hijos: Aodh, Art y Niall. Aodh habló primero y dijo:
– Je monterai la garde cette nuit, il n’est pas probable que le voleur vienne pendant le jour.
– Je monterai la garde la nuit de demain, dit Art.
– Et moi, la troisième nuit, dit Niall.
Esa noche, poco antes del anochecer, Aodh fue a velar al jardín y llevó consigo un arma, vino y comida; cerca de la medianoche, el sueño se apoderó de él y tuvo que frotarse los ojos con fuerza para mantenerlos abiertos; un gran ruido resonó en el cielo sobre su cabeza, como si miles de pájaros lo cruzaran; un gran temor se apoderó de él, y cuando miró hacia arriba vio un gran pájaro: sus ojos eran tan grandes como la luna y tan brillantes como el sol; cayó sobre las manzanas y tomó todas las manzanas que estaban de ese lado del árbol; Aodh le disparó, pero no soltó una pluma.
Por la mañana, el rey salió y le preguntó a Aodh si había atrapado al ladrón.
– Je ne l’ai pas attrapé, mais je l’ai vu, et j’ai tiré sur lui, dit Aodh.
– Tu n’auras pas mon royaume, dit le roi.
Al día siguiente, cuando oscureció, Art tomó sus armas, vino y comida y salió al jardín para hacer guardia durante la noche; se sentó al pie del árbol y se puso a reflexionar; cerca de la medianoche, escuchó un ruido en el aire como si miles de pájaros estuvieran volando sobre su cabeza; cuando miró hacia arriba, vio el gran pájaro que tenía ojos tan grandes como la luna y tan brillantes como el sol; cayó sobre el manzano y tomó algunas de las manzanas; Art tiró de él, pero no soltó una pluma.
Por la mañana, antes del sol, temprano, el rey se acercó a él y le preguntó si había atrapado al ladrón.
– Je ne t’ai pas attrapé, dit-il, mais je crois que je l’ai blessé.
– Tu n’auras pas mon royaume, dit le roi.
La tercera noche Niall vino a quedarse con tus manzanas; alrededor de la medianoche, escuchó el sonido del gran pájaro que se acercaba; sus ojos eran tan grandes como la luna y tan brillantes como el sol; cuando cayó sobre las manzanas, Niall le disparó y es seguro que lo hirió, pues una nube de plumas cayó al pie del árbol; cuando miró las plumas a la luz del día, descubrió que eran de color amarillo dorado y que eran hermosas a la vista.
Por la mañana, antes del sol, de madrugada, vino el rey y preguntó si había cogido al ladrón.
– Je ne l’ai pas attrapé, dit Niall, mais j’ai tiré sur lui, j’en ai fait tomber beaucoup de plumes que voilà sous l’arbre et je suis sûr qu’il n’a pas emporté une seule pomme avec lui.
El rey miró las plumas doradas; reflexionó un rato para sí mismo, luego dijo:
– Il faudra que je me procure un oiseau au plumage d’or, ou bien je ne serai pas longtemps en vie, et celui qui me le procurera aura mon royaume et mes richesses terrestres après moi.
Ese día, el rey mandó llamar a un sabio consejero que tenía a su servicio, le mostró las plumas de oro y le preguntó en qué clase de ave crecían estas plumas; el consejero miró las plumas y dijo:
– Ces plumes-ci poussent sur un oiseau merveilleux dont on ne peut trouver le pareil sur terre; il a deux pierres précieuses à la place des yeux et elles ont plus de valeur que ton royaume, et les plumes d’or poussent sur lui tous les mois de l’année.
– Et ou peut-on trouver cet oiseau, ou en quel endroit demeure-t-il ? dit le roi.
– Il demeure sur le flanc d’une grande montagne qui est en España, tiene allí un hermoso castillo, y este pájaro es la mujer más bella del mundo: es mujer de día y águila de plumaje dorado de noche.
– Je ne peux rester longtemps en vie, dit le roi, si je ne me le procure pas, et celui qui me l’apportera aura mon royaume et toutes mes richesses terrestres.
Los tres hijos estaban allí escuchándolo y dijeron que perderían la vida o atraparían al águila con el plumaje dorado.
En la mañana del día siguiente el rey dio una bolsa de oro y un buen caballo a cada hijo y fueron en busca del águila de plumas de oro; cuando llegaron a una encrucijada, Niall dijo:
– Séparons-nous ici, et celui qui reviendra le premier sain et sauf tracera une croix sur cette grande pierre qui est sur un côté du chemin.
Dijeron que lo harían; los hermanos entonces se separaron y cada uno se fue por su lado. Ahora, vamos a seguir a los hermanos en el orden en que fueron a guardar las manzanas; era Aodh quien había ido a verlos la primera noche.
Se le adelantó muy bien el primer día, y cuando llegó la noche bajó a una casita al borde de un bosque; cuando hubo saludado adentro, la anciana que estaba en la casa le dio la bienvenida y le dijo que iba a comer, beber y dinero sin dar oro ni plata; él le dio las gracias y le dijo que tenía mucho oro y plata para pagar su viaje.
– Je le sais, dit la vieille, mais je n’ai jamais accepté d’être payée pour l’hospitalité que je donne la nuit, et je ne l’accepterai pas tant que je serai en vie, mais laisse-moi trois crins de la queue de ton cheval avant de partir au matin.
– En vérité, je les laisserai, et cent crins si tu les veux.
Después de algún tiempo había comida, bebida y vino en la mesa delante del hijo del rey; él comió y bebió hasta saciarse. La anciana volvió a poner la mesa contra la pared de la casa. Luego llevó avena al caballo; ella se sentó en la esquina y comenzó a hablar con el hijo del rey.
– Est-ce qu’on peut te demander jusqu’ou tu veux aller? dit elle.
– Oui, dit celui-ci, je suis en train d’aller en Espagne à la recherche d’un certain oiseau pour mon père, qui ne restera pas en vie s’il ne l’a pas, et s’il m’arrive de me le procurer, le royaume de mon père et toutes ses richesses terrestres seront a moi.
– Quelle sorte d’oiseau est-ce, ou quel en est le nom? dit la vieille.
– C’est l’aigle au plumage d’or que je suis en train de chercher, dit le fils du roi.
– En vérité, le même coquin m’a grandement trahie, dit la vieille. Il est venu la nuit et m’a enlevé mon fils unique, et je ne puis l’avoir de nouveau qu’en prenant trois crins de la queue du cheval de tous ceux qui me demandent l’hospitalité pour la nuit, de manière à ce que j’aie autant de crins qu’il y a de plumes d’or sur la tête de l’aigle, et je ne puis pas du tout arracher plus de trois crins a un cheval. Il est possible que tu ne saches pas que cet oiseau est femme le jour et aigle la nuit; Il est ensorcelé et voici le conseil que je te donne, c’est de ne pas en approcher.
– J’ai dit, avant de quitter la maison, que je perdrais la vie où que je l’attraperais, et je ne puis pas m’en retourner, dit le fils du roi.
– Qu’il soit fait comme tu veux, dit-elle, mais viens maintenant que je te montre ton lit.
El hijo del rey entró en la habitación y ella lo dejó allí.
Por la mañana, temprano, Aodh se levantó, comió y bebió hasta saciarse, arrancó tres pelos de la cola del caballo, se los entregó a la anciana y se fue a montar en su caballo.
La segunda noche se quedó en otra casita que se parecía a la casa donde estuvo la noche anterior; cuando hubo saludado adentro, una anciana le dio la bienvenida y le dijo que tendría comida, bebida y cama sin dar oro ni plata; él le dio las gracias y dijo que tenía mucho oro y plata para pagar su viaje.
– Je le sais, dit la vieille, mais je n’ai jamais accepté d’être payée pour l’hospitalité que je donne la nuit, et je ne l’accepterai pas tant que je serai en vie, mais laisse-moi trois crins de la queue de ton cheval avant de partir au matin.
– En vérité, je te laisserai même cent crins, dit Aodh.
Después de un rato había comida, bebida y vino en una mesa frente al hijo del rey; comió y bebió hasta saciarse, la anciana volvió a poner la mesa contra la pared de la casa, llevó avena al caballo, se sentó en un rincón y se puso a hablar con el hijo del rey. Ella le preguntó qué iba a buscar o hasta dónde iba y le dijo exactamente como había dicho la otra anciana y que había venido el águila con el plumaje de oro, y que le había robado a su único hijo. , y que cuando partió al día siguiente tuvo que darle tres pelos de la cola de su caballo.
A la tercera noche bajó a casa de otra anciana ya ella le pasó lo mismo que le había pasado las dos noches anteriores; tuvo que darle tres cabellos a la anciana, y, para acortar la historia, tuvo que dejar tres cabellos todos los días, para que la cola de su caballo quedara tan pelada como la palma de su mano; y los tábanos se burlaban de ello, porque ya no tenía pelo en la cola para espantarlos, y la gente le decía Ruball Lom (cola desnuda).
Cuando llegó a la orilla del mar, bajó a una casa que estaba allí, pero vino de los piratas en la noche, mientras dormía; lo ataron y lo llevaron a bordo de su nave; no lo desatarán hasta que estén en el mar; así que lo hicieron trabajar duro, pero un día los piratas pelearon con otro barco y desafortunadamente Aodh fue golpeado con un bate y encontrado muerto.
Ahora no tenemos mucho que decir sobre Art, excepto que bajó a las mismas casas y le sucedieron las mismas cosas que le sucedieron a Aodh, y fue solo un día después de que su hermano se quedara en las mismas casas hasta que él llegó. a la orilla del mar; se quedó con el capitán de un barco y le pagó para que lo transportara a España. Temprano en la mañana fue al barco, desplegaron las velas y partieron para España, pero al tercer día se levantó una gran tormenta, el barco se hundió en el fondo del mar y todos se ahogaron.
Ahora seguiremos a Niall. Cuando se separó de sus hermanos, no fue muy lejos sin encontrarse con una anciana toda marchita por la edad.
– Dieu te bénisse, dit-elle.
– Et toi aussi, dit-il.
– As-tu le temps de recevoir un conseil ? dit-elle.
– Oui certes, dit-il, et je t’en serai reconnaissant.
– S’il en est ainsi, dit-elle, ne te sépare pas d’un crin de la queue de ton cheval, jusqu’à ce que tu reviennes d’Espagne. Si tu t’en sépares, tu es perdu et tu n’attraperas pas l’aigle au plumage d’or.
– Merci de ton conseil, dit-il, voici une pièce d’or pour toi.
– Tu as un coeur généreux, dit la vieille femme, et si tu suis mon conseil, cela te réussira. Tu sais que l’aigle au plumage d’or est une femme ensorcelée: quand tu arriveras au château ou il demeure, tire de ta poche cette petite boite de poudre que je te donne maintenant, et jette-la sur lui ; garde la boite ouverte, il se fera aussi petit qu’un roitelet et il sautera dans la boite, ferme-la sur lui et reviens me trouver, mais si tu te sépares d’un crin de la queue de ton cheval, tu es perdu.
Nada malo le pasó a Niall hasta que llegó al castillo del águila real en España. Durante tres días no pudo entrar porque la puerta estaba cerrada, pero al anochecer del tercer día salió el pájaro en su carruaje dorado, y cuando pasó por allí Niall se le acercó y le tiró el polvo encima. lo tocó, se hizo pequeño como un reyezuelo y saltó dentro de la caja; Niall saltó sobre su caballo, pero el cochero lo agarró por la cola y no pudo ir; Escuchó una voz susurrarle al oído:
– Etreinte dure, fardeau léger et à cheval dans l’air!
– Etreinte dure, fardeau léger et à cheval dans l’air, dit Niall.
Y tan pronto como estas palabras salieron de su boca, el caballo se elevó en el aire y cabalgó hacia Irlanda, yendo tan rápido como el viento de marzo, con el cochero agarrado a la cola y gritando tan alto como podía. El caballo no tardó en llegar sano y salvo al suelo al lugar donde se habían encontrado Niall y la anciana: ella estaba allí frente a él, y dijo:
– Bienvenue à toi qui reviens d’Espagne, je vois que tu as un serviteur avec toi, fil du roi.
– Oui, merci, dit-il, et j’ai l’aigle au plumage d’or soigneusement enfermé dans la petite boite.
– Montre-le-moi, dit la vieille femme, il y a longtemps que je ne l’ai vu.
Niall abrió la caja, pero en lugar de un pajarito, apareció la mujer más hermosa que jamás había visto.
– Oh! toi, ma fille chérie! dit la vieille femme; il y a longtemps que tu m’as quittée ; je ne t’aurais jamais vue sans ce fils de roi et je te donne à lui s’il le désire.
– En vérité, je la préfère au royaume et aux biens terrestres de mon père, mais je voudrais la montrer à mon père sous la forme d’aigle au plumage d’or, de crainte qu’il ne doute que ce soit elle qui est là.
– Qu’il en soit ainsi, dit la vieille femme, mais à partir de cette nuit, elle est désensorcelée.
– J’ai un mot à dire, dit la jeune femme, qu’allez-vous faire de mon cocher?
– Ce que tu voudras, dirent-ils.
– Renvoie-le à mon château, dit-elle, tu en as le pouvoir, ma mère.
La anciana sacó una vejiga, se la entregó al cochero y le dijo que la inflara, la agarrara con fuerza y que ella la llevaría al castillo; así lo hizo, y cuando se hubo ido, la anciana dijo al hijo del rey:
– Emmène ta femme chez toi; tout ce que j’avais à faire est accompli, voici le moment pour moi d’aller me reposer; adieu a vous !
Y ella se perdió de vista.
El rey caminaba frente a su castillo cuando vio venir a Niall y su esposa; corrió hacia él, le rodeó el cuello con ambas manos y lo besó; no podía hablar, estaba tan feliz, y comenzó a derramar una lluvia de lágrimas:
– Neuf cent mille bienvenues à toi, fils de mon cœur ; quelle est celle qui est avec toi?
– C’est ma femme, l’aigle au plumage d’or, dit celui-ci.
El sabio consejero estaba presente y dijo:
– C’est elle en vérité, et elle est fille de roi!
Esa noche, el rey la vio en forma de águila con plumaje dorado y se alegró tanto que cayó de espaldas, muerto por el ataque de risa que se había apoderado de él. Niall y el águila emplumada de oro tenían entonces el reino de su padre y las posesiones terrenales.