cuentos vascos 18

Cuentos vascos

Aquí hay varios cuentos. vasco : Herensuge y Gaston de Belzunce, la pastora de Bidarrai, el hombre y la serpiente

Herensuge y Gastón de Belzunce

En 1407, una serpiente monstruosa, procedente de los Pirineos, causó destrozos en las orillas del Nive. Todos huyeron de los alrededores de Irubi (St Pierre d'Irube), donde una cueva servía de refugio a la hidra.

Gastón de Belsunce, un navarro de apenas diecinueve años, acompañado de un único escudero, y teniendo como única arma una lanza, acudió a desafiar al monstruo en su guarida. Cuando salió la enorme serpiente, el escudero huyó, sólo quedó el intrépido Gastón.

Herió al monstruo antes de que lo abrazara y los dos, fuertemente atados, rodaron pendiente abajo.
Cayeron al Nive donde fueron encontrados muertos al día siguiente.


La pastora de Bidarrai

Una joven pastora de Bidarrai estaba pastando su rebaño de ovejas en el monte Iuskai. Un día ella desapareció. Sus padres y vecinos la buscaron en vano. No sabían nada de ella.

Por la noche, en las cercanías de Iuskai, se escuchó repetidamente una voz que decía:
"¡Atrás! ¡atrás! “ 
(¡Espera espera!)

La gente quedó atónita.
Una noche vimos un chorro de luz atravesando el espacio, era como una estrella dirigiéndose hacia el macizo de Zelharburu, entraba en una de las cuevas.
Al día siguiente, los lugareños fueron a explorar la cavidad y allí, en el fondo, vieron a la pastora petrificada. Hoy la llaman Harpeko Saindua (la santa de la cueva).


Hombre y serpiente

En Ormazarreta, en la montaña de Aralar, un pastor había ido a pastar sus ovejas. Encontró una cría de serpiente que le pareció un animal bonito y se la llevó en una bolsa. Le enseñó a beber suero.
Entonces, todos los días a la misma hora, la joven serpiente venía a beber el suero.

Durante el invierno los pastores bajan a sus casas. Pero el pastor de Ormazarreta, cuando volvió en primavera, vino con un silbido y la serpiente volvió como antes. Entonces el pastor vendió sus ovejas y ya no subió a Aralar.
Sin embargo, una vez que regresó a San Miguel de Aralar y pasando por Ormazarreta dijo a sus amigos:
"Puedo sacar un monstruo aquí".

Comenzaron a discutir y él sacó el silbato y silbó, entonces apareció una serpiente enorme. El pastor se acercó pensando que no le haría nada, pero cuando la serpiente vio que no había suero, lo rodeó de pies a cabeza y lo asfixió.