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PalancaHistorias de brujas en Álava
Aquí tienes cuentos de brujas en Álava: El Gato Escaldado, La Bruja de Montoria, La Bruja de Tobillas, La Venganza de las Brujas.
El gato escaldado
En Orbiso, un grupo de mujeres se reunía por la tarde para charlar. Pero a veces, al día siguiente, todo el vecindario sabía lo que se había dicho el día anterior. Así durante varios días consecutivos.
Durante una de estas reuniones vespertinas, notaron que cerca de ellos había un gato negro. Así que en secreto decidieron traer para el día siguiente un caldero de aceite hirviendo. Así lo hicieron y cuando apareció el gato, estaban a punto de verterle el contenido del caldero. El gato se escapó maullando de dolor.
Pero ¡ay! ¡Sorpresa! A la mañana siguiente, una de las mujeres del pueblo apareció con la cabeza escaldada y el rostro cubierto de enormes ampollas.
La bruja de Montoria
Era una anciana que vagaba de pueblo en pueblo por las tierras del sur de Álava, con tal fama de bruja y hechicera que todos, al verla, corrían como locos fuera de su camino para evitar maldiciones. Para tener una idea del pánico que provocó esta mujer y a riesgo de parecer exagerados, los campesinos que la conocieron cuentan lo siguiente:
Un día, en una casa de Peñacerrada, la gente estaba matando al chancho.
Ya lo habían desangrado, cortado las orejas, los pies y estaban terminando de sacarlo afuera para ventilarlo cuando apareció una anciana encorvada, seria y de mirada traviesa, vestida enteramente de negro. Acercándose al cerdo, éste, a pesar de estar muerto, con el estómago abierto, sin orejas ni patas, echó a correr para esconderse en su recinto. La anciana encorvada no era otra que la famosa bruja de Montoria.
La bruja de Tobillas
Una noche, durmiendo en su cabaña, un pastor de Tobillas, pueblo perteneciente a la villa de Valdegovia, fue despertado repentinamente por unos ladridos. Al principio no le importó mucho y trató de seguir durmiendo. No sólo no cesaron los ladridos, sino que su intensidad aumentó y el pastor salió a ahuyentar al animal. Cuando vio a ese enorme perro frente a la puerta, amenazante, con colmillos brillantes bajo la luna llena.
No era un perro normal. Como también parecía un humano, este extraño perro con un ya sabemos lo que es listo, el pastor volvió a su choza, tomó un palo que siempre tenía a los pies de su cama por si acaso… y le dio un golpe si fue violento. en la cabeza que cualquier otro perro habría perecido instantáneamente.
Pero, no solo no murió a pesar de la enorme herida y la pérdida de mucha sangre, sino que se abalanzó sobre el agresor como para pedirle otro golpe. Pero el hombre no hizo nada al respecto, y se lo tomó bien, el animal terminó alejándose con el rabo entre las piernas, murmurando en una forma que al pastor le pareció una actitud diabólica.
A la noche siguiente, el pastor descubrió a una anciana del pueblo con la cabeza vendada, y ésta al verlo alejarse con una mirada extraña, el hombre concluyó que esta mujer era una bruja y que, transformada en perro, era la única. que había venido a ladrar cerca de su choza. Como además el hombre se había jactado de su éxito con unos amigos, esta vieja de Tobillas no tardó, por la picardía popular que es el rumor, en ser tomada como bruja oficial del pueblo.
La venganza de las brujas
Un pastor de Salinillas de Buradón era dueño de un gran rebaño de ovejas. Un día una anciana mendiga le pidió limosna. El pastor no le dio nada, contentándose con iniciar un ritual:
- ¡Dios te protege!
La anciana lo amenazó irascible:
- ¡Te acordaras de mi!
Y por supuesto el pastor se acordó del mendigo. Ese mismo día, todas sus ovejas comenzaron a enfermar y morían, una tras otra, hasta la última.