leyenda artúrica

Aquí está el contexto de la leyenda artúrico.

Contexto de la leyenda artúrica

La situación política:
En el siglo V, los romanos se establecieron en Gran Bretaña y dominaron la isla, aunque los escoceses (pueblo céltico venue d’Irlande qui finira, au sixième siècle, par s’établir sur la côte ouest de l’Escocia) y los Pictos (peuple préceltique d’Écosse), entre autres, restent insoumis.

Mais, à partir de 486, avec les conquêtes de Clovis et les invasions des Vandales, des Wisigoths et des Ostrogoths, l’empire romain s’affaiblit fortement dans sa partie occidentale. Les romains se désintéressent alors de la Grande-Bretagne pour se concentrer sur la défense de l’Empire, ce qui n’empêchera pas sa chute dans les années 490.

Los sajones (pueblo antiguo germánico qui s’était étendu vers le sud et avait mené des raids en Gaulle, tout nouvellement arrivé en Grande-Bretagne) en profitent pour essayer de s’emparer de toute l’île. 

Conflictos internos:
Los diversos líderes Bretones y galés sont alors divisés par d’incessantes querelles, et passent leur temps à guerroyer entre eux, sans grand succès.

Todos estos reyes, aspirantes a un trono unificador, adolecen de un problema de legitimidad: las diversas invasiones han dado lugar a una gran diversidad de pueblos y culturas en el reino. Ningún cacique logra hacerse reconocer en todo el reino, y por todos los pueblos. No hay, por lo tanto, un líder supremo, y mucho menos un rey, que mande a todo el pueblo de Gran Bretaña.

Pero ante la importante amenaza de invasión de los sajones, todos caen bajo el estandarte de un hombre llamado Artorius.
Este guerrero, probablemente nacido alrededor del 470-475 en Cornualles, est le chef d’une bande très mobile de cavaliers mercenaires. Tous voient en lui la seule personne capable de tenir tête à l’envahisseur. 

Artorio en el poder:
Por lo tanto, Artorius es nombrado comandante en jefe del nuevo ejército y, todos unidos, los reyes bretón y galés obtienen, en algún lugar del suroeste de Inglaterra alrededor de 500-518, una gran victoria que detiene al invasor durante cuarenta años. Esta es la Batalla del Monte Badon (o Bath, o Badbury).

Cuando Artorius encuentra la muerte en una gran batalla, cerca de Camelford en Cornualles, hacia 540-542, es el final de la independencia bretona: a finales de siglo, los sajones ocupan las tres cuartas partes de la isla. .

El cuerpo de Artorius está enterrado en secreto en Glastonbury por sus lugartenientes, que desean ocultar su muerte para no desmoralizar a las tropas. 

Las consecuencias :
Devant l’invasion, des milliers de Bretons ont traversé la mer pour s’établir dans la péninsule armoricaine, à laquelle ils donnent le nom de Bretaña. Ils y retrouvent des compatriotes arrivés depuis le quatrième siècle. Ils restent en contact très étroit avec les Bretons demeurés dans l’île. Les uns et les autres gardent vivant le souvenir d’Artorius et en font un roi, ce qu’il n’a jamais été dans la réalité.

Por otro lado, el problema de la legitimidad sigue planteándose, y más aún, tras la toma del poder por Guillermo el Conquistador (1027-1087), duque de Normandía, en 1066. El rey es normando, un pueblo minoritario. Y esta situación es tanto más aburrida cuanto que la dinastía rival no tiene este problema: los Capetos se presentan como descendientes de Carlomagno.

Para salvar esta gran desventaja, los normandos animaron a los clérigos a difundir la que ya era la leyenda de Arturo (nombre romano de Artorius), y más concretamente el mito de su dormición y su inminente regreso, con el fin de aliarse con los galeses y derrotar a los anglosajones. -Sajones. 

La creación del mito:
Al principio, por lo tanto, la leyenda dice que Arthur no está muerto. Gravemente herido durante la batalla de Camlann, fue transportado por su hermana, el hada Morgane, a la isla de Avalon, donde es tratado, a la espera de poder volver para tomar la cabeza de su pueblo: es la esperanza bretona.

Pero Enrique II (1133-1189) finalmente confiscará la leyenda de Arturo, presentándose como su legítimo heredero, y pondrá fin a la esperanza bretona. Con fines propagandísticos solicita traducción de idioma. romance de la Historia Regum Britanniae, encargada en 1138 por su padre, con el mismo propósito, a Geoffrey de Monmouth.
El rey, dentro de su reino, necesita el apoyo de los bretones frente a los sajones que resienten la dominación normanda. Pero los bretones no están listos para unirse a la bandera de los Plantagenets debido a la esperanza bretona.

La novela, en tres partes, termina con la descripción del reinado de Arturo: su ascenso al trono, su matrimonio, la creación de la Mesa Redonda, hasta la muerte del soberano.

Finalmente se descubren, en 1191, las tumbas (y los esqueletos) de Arturo y Ginebra en el cementerio de la abadía. En cuanto a la Isla de Avalon, se la identifica con la Abadía de Glastonbury. Esto pone fin a la esperanza bretona. 

La extensión del mito:
Alrededor de 1100, la leyenda está tan presente y fuerte que los bardos injertan mitos folklore, particularidades geográficas, tradiciones cristianas y pequeños héroes locales posteriores (Yvain por ejemplo),…

En dos o tres siglos, por tanto, Arturo se ha convertido en el eje alrededor del cual gira todo un sistema de relatos originalmente independientes, y este conjunto acaba formando un vasto y rico reservorio, un inmenso e inagotable mito.

Fue Robert Wace, en su Roman de Brut, en 1155, quien dio el matiz cortesano al mito. Arthur se convierte en el monarca ideal, un modelo de humanidad, coraje, generosidad y delicadeza. También fue el primero en mencionar la Mesa Redonda, el símbolo político de la sociedad cortesana.

Desde finales del siglo XI, la leyenda artúrica fue difundida por toda Europa, e incluso más allá, por los narradores profesionales que acompañaban a los ejércitos que partían hacia Tierra Santa con motivo de las dos primeras cruzadas.