María de Francia: Madreselva

Aquí está el poema (las baladas) de Marie de France sobre el mito Artúrico. Aquí está la versión contada en francés moderno. La undécima puesta es: Madreselva.

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Palanca

Madreselva

Me encantaría contarles la historia de la Balada de la Madreselva, pero primero quiero enseñarles por qué se hizo. Entonces sabrás que lo he escuchado recitado varias veces e incluso lo encontré escrito. Hablaré de Tristan, de su novia Yseult la rubia, de su amor extremo que tanto dolor les causó y de su muerte que tuvo lugar el mismo día.

El rey Marcos, muy irritado con su sobrino, lo expulsó de su reino porque amaba a la reina, por quien era amado tiernamente. Tristán regresó a su tierra natal, Gales del Sur, donde permaneció durante un año. La distancia de su amada, el aburrimiento de la ausencia, lo llevaron imperceptiblemente a la tumba. No os sorprendáis del estado del caballero, todos los que aman lealmente sienten el mismo dolor al experimentar tales males.

Para disipar su dolor, Tristán abandona su tierra natal y se dirige al Cornualles, provincia que habitó la bella Yseult. Queriendo esconderse de todas las miradas, vivía en un bosque, del que sólo salía por la noche; y cuando llegó la noche, fue a pedir hospitalidad a los campesinos, luego les preguntó sobre las noticias de la ciudad y de la corte, y qué estaba haciendo el rey. Respondieron que habían oído que los barones, desterrados de la corte, se habían refugiado en Tintagel; que el rey, en las fiestas de Pentecostés, celebraba en esta ciudad una hermosísima corte plenaria(i), donde había mucha diversión, finalmente que a ella asistiría la reina.

Tristan estaba aún más encantado por lo que acababa de saber: la reina infaliblemente tendría que cruzar el bosque para llegar a Tintagel. Efectivamente, el rey y su procesión pasaron al día siguiente. Yseult no debería tardar en llegar; pero ¿cómo puedo decirle que su amante está tan cerca de ella? Tristán corta una rama de avellano, la poda en escuadra y la parte en dos, a cada lado del espesor escribe su nombre con un cuchillo, luego coloca las dos ramas en el camino, a poca distancia una de la otra. Si la reina ve el nombre de su amiga, como ya le ha sucedido, no hay duda de que se detendrá.

Supondría de inmediato que había esperado mucho tiempo para verla. Además, no puede ignorar que Tristan no puede vivir sin Yseult, del mismo modo que Yseult no puede vivir sin Tristan. Se acuerda de usted, se dijo, del árbol al pie del cual está plantada la madreselva. Este arbusto trepa, se fija y rodea las ramas. Parece probable que ambos vivan mucho tiempo y nada parece poder separarlos. Si el árbol muere, la madreselva inmediatamente sufre la misma suerte. Entonces, hermoso amigo, es él de nosotros. No puedo vivir sin ti como tú sin mí, y tu ausencia me destruirá.

“Hermosa amiga, así es con nosotros:
¡Ni tú sin mí, ni yo sin ti! »

Finalmente llega la reina montada en un palafrén; le llama la atención el palo en el que estaba escrito el nombre de su amigo; ve el nombre de Tristán que no se puede eliminar. ¿Pero cómo escapar de este séquito de caballeros que lo acompaña? Detiene la procesión con el pretexto de disfrutar de la belleza del lugar y descansar. Ella prohíbe seguirla, sus órdenes se cumplen y pronto se aleja de su séquito. Su amiga Brangien, la confidente de sus amores, es la única que la sigue. Tan pronto como entró en el bosque, Yseult vio ante ella a quien amaba más que a su vida.

¡Dios! ¡Qué felicidad y qué cosas decirnos después de tan larga ausencia! Tiene la esperanza de un pronto regreso y de obtener el perdón del rey, su marido. ¡Cuánto sufrí por tu exilio! Pero, querido amigo, es hora de dejarnos y no puedo hacerlo sin derramar lágrimas. Adiós, sólo vivo con la esperanza de volver a verte pronto. Yseult fue a reunirse con su séquito y Tristan regresó al Gales, donde permaneció hasta su retirada.

Por la alegría que había experimentado al ver a su amiga, y por los medios que había inventado para ello, por la promesa que ella le había hecho, por todo lo que le había dicho, Tristán que se sentía superior hizo del arpa una nueva Lai. De este Lai que os he contado aquí daré el nombre. Los ingleses lo llaman Goatleaf y los franceses Chevrefeuille. He aquí la verdad de la aventura que acabas de escuchar y que he puesto en verso.