Magia vasca

De ahí viene la magia vasco. En el mundo de las viejas creencias todos los seres y cosas tienen su imagen. Ambos están unidos por una fuerza, ADUR, y se supone que lo que se hace a la imagen le ocurrirá al ser mismo. Esta, como muchas otras, era una creencia popular en el país y numerosos ejemplos así lo atestiguan.

Magia vasca

Magia vasca

Un vecino de Ataun (Gipuzkoa) se acercó a un adivino de Tolosa para comprobar quién había robado la vaca. El adivino luego se ofreció a tomar una vela, que representa al ladrón, y una vez que se apaga, el ladrón debe morir.

En Leitza (Navarra), un hombre vendió a escondidas un cerdo para saldar una deuda. La esposa, creyendo que había sido robada, regresó y quemó una vela. Poco tiempo después, el marido murió a causa de una enfermedad desconocida. El éxito se ha atribuido al llamado "Adur".

En Sare (Labourd), una joven que tenía relaciones con un joven amenazó con quemar una vela si no cumplía su promesa de matrimonio.

En el conocimiento popular, el rostro representado en monedas podría ser de cualquier persona. En Gipuzkoa, por ejemplo, era habitual doblar una moneda o arrojarla hacia una capilla o incluso al fuego para herir a alguien.

En la medicina popular, muchos remedios son mágicos. En Bizkaye, en caso de dislocación colocamos un pañuelo en el lugar dolorido mientras pretendíamos coserlo mientras pronunciábamos: "Ligamento estirado, ligamento desgarrado, ligamento vuelve a tu sitio".

Para curar la enfermedad de la piel llamada "enfermedad de las rosas", el paciente tenía que rodear un rosal diciendo: "La rosa, con la rosa" y repetir este gesto durante nueve días. Se dijo que esta acción estaba curando.

Lo mismo ocurre con los nombres de los seres. Aseguramos que lo que se dice en el nombre resultará ser. Así es como las maldiciones inspiraban un gran temor. En Dohosti (Baja Navarra) se creía que el día tenía un momento preciso para maldecir pero se desconoce. Por ello, un aldeano, queriendo castigar a un ladrón, se pasó todo el día repitiendo una maldición para no perderse ese preciso y desconocido momento. Se dice que gracias a esto un ladrón se tiró por la ventana.

Por otro lado está el mal de los ojos, (transmitido por los ojos), BEGISKO (del ojo). Era una fuerza malvada que algunas personas tenían el poder de irradiar a través de su mirada. Normalmente es un poder atribuido a las brujas, algunas personas pueden tenerlo, aunque no se sabe de dónde lo obtuvieron.

Estos, a diferencia de las brujas, podrían usarlo en personas o animales sin querer.

Para protegerse de este fenómeno, se utilizaron amuletos. En algunos pueblos también se colgaron de animales. Este mundo puede parecernos extraño, pero antes estaba muy claro. En Ormaiztegi (Gipuzkoa) dicen: "¿No hay daño en la mirada? "Hay muchos desde que le pusimos un nombre".
(volvemos a: todo lo que existe tiene un nombre).

La gente tuvo mucho cuidado con estas fuerzas desconocidas, como dice este refrán:
"No debemos creer que existan, no debemos decir que no existen".