Los fuegos de San Juan

En el Rosellón es costumbre encender grandes hogueras en lugares públicos y en las montañas en vísperas de San Juan (en la tarde del 23 al 24 de junio). Se les llama los fuegos de San Juan. Pero lo que caracteriza a San Juan es el encuentro de la “adivinación”.

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Los fuegos de San Juan

En un éxodo alegre, jóvenes y muchachas se dispersan, al amanecer, por el campo para hacer ramos de plantas con una virtud especial: cultivo de piedra (herba de sant Joan), verbena, hierba de San Juan, jazmín, manzanilla, limoncillo, helecho. , tomillo o romero. La verbena (verbena) y mille-pertuis (tresenm) son las más populares. Son, dicen, remedios soberanos contra las enfermedades de la piel, y se dice en el Conflent que un leproso se cura si va a enrollarse, en la mañana de San Juan, en un campo de plantas milagrosas.

Para que sean efectivas, estas plantas deben humedecerse con el rocío de la noche cuando se recolectan. La víspera de San Juan, las jóvenes colocan en su ventana un jarrón con agua en el que vierten una clara de huevo. El dibujo formado al día siguiente, antes del amanecer, la materia albuminosa disuelta en agua da indicaciones precisas sobre las cualidades o las faltas de su amante. En cuanto a los ramos que recogen en el campo, los colocan en cruces en las puertas y ventanas para evitar que las hadas malvadas entren en su casa.

Así es como explicamos esta costumbre:

Se decía que una joven se había enamorado de un apuesto montañés con el que se iba a casar. La mañana de San Juan fue a hacer fortuna con sus compañeros y, al volver a casa, puso en su puerta, como por casualidad, dos racimos de tomillo y romero formando una cruz. Cuando su prometido vino a reunirse con ella, no se atrevió a entrar a la casa:

- ¿Por qué te quedas frente a la puerta, dijo la joven?

- No me atrevo a entrar.

- Por lo tanto

- Tengo miedo de este ramo que tiene forma de áspid.

- No es un áspid, responde la bella, es un cruce de tomillo y romero. La gente mala y solitaria tiene miedo a la cruz.

- Bueno, sí, haré una confesión cruel: ... Soy el demonio que vino a buscar tu alma y que hubiera logrado sus fines sin este maldito ramo. Entonces el montañero desapareció de repente.

Desde entonces, y en recuerdo de esta victoria contra el mal, las jóvenes no dejan de depositar un ramo de flores en su puerta la mañana de San Juan.

Se dice que San Juan pasea por el campo la víspera de su fiesta y da a ciertas plantas una virtud milagrosa que beneficia a quienes lo invocan devotamente. Es bueno señalar sobre este tema que la verbena o hierba de San Juan es una planta por la que los druidas profesaban un culto particular. La memoria del santo es, por tanto, ajena a la costumbre que señalamos.

Por último, informemos la versión según la cual el origen de la costumbre está ligado a la intriga amorosa de una joven vallespirina. Estaba enamorada de un joven que la afectó con la mayor indiferencia. San Juan le indicó en un sueño el medio infalible de doblar al niño desdeñoso: coger un manojo de piedra y plantarlo en la puerta. El proceso fue perfecto y la joven se aseguró el amor del rebelde. El cultivo de piedra se convirtió entonces en la hierba de San Juan.