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PalancaLa historia de la juventud de Hema y Tafa'i.
Algún tiempo después de sus aventuras con su madre Nona, Hina se casó con el joven jefe No'a que la había protegido y liberado, dio a luz a dos niños, el primero llamado Pûa'ari'i-tahi (Racimo de primeras raíces pequeñas) y el segundo, Hema.
Ambos chicos se convirtieron en adolescentes guapos y eran surfistas expertos. Un día mientras se disponían a salir a practicar su deporte favorito, Hina le pidió a su hijo mayor Pu-a'a-ri'i-ahi que le peinara y cuando él se negó ella le dijo “¡Ah! Tu esposa no será una mujer de alto rango.
Luego le preguntó lo mismo a Hema y él aceptó con entusiasmo. Mientras peinaba y trenzaba sus largas trenzas, vio un piojo que mostró a su madre, quien le dijo: "Tu esposa será una mujer extraordinaria".
Un poco más tarde, Pua'a ri'i tahi tomó a Te'ura como esposa. Ella le dio cinco hijos llamados Arihi nui apua, Ta oe a pua, Orooro-i-pua, Te mata tui'au ia ro'o y Te mata a'a ra'i.
Un día su madre le dijo: “Levántate temprano en la mañana y ve a cavar un hoyo en la margen derecha del río Vaipoopoo en la punta de Haapape (Mahina). Escóndete en esta excavación y pronto verás a una mujer muy hermosa de las regiones subterráneas venir a bañarse. Por detrás, agárrala del pelo, porque es muy fuerte, llévala lejos y no dejes que toque el suelo hasta que hayas pasado cuatro casas en tu camino.
Así lo hizo Hema: cuando aparecieron los primeros rayos del sol, terminó su agujero y se escondió allí con cuidado. Pronto vio aparecer a la diosa que silenciosamente entraba al agua, se zambullía, nadaba, jugaba en el agua como un pez. Terminado su baño, se desató el largo cabello que cubría sus admirables formas y se sentó en la orilla de espaldas a Hema.
Éste se acercó silenciosamente, agarró un mechón de cabello que rápidamente envolvió alrededor de su muñeca y, a pesar de su resistencia, llevó en sus brazos a la diosa que luchaba. Él huía hacia su casa, pero cuando había pasado dos casas, ella le rogó que la bajara un poco. Él accedió a su deseo pensando que ella caminaría tranquilamente a su lado.
Pero tan pronto como tocó el suelo huyó y desapareció en una grieta que se cerró detrás de ella. Hema regresó a casa desesperado y le contó a su madre lo que le había sucedido. Ella le aconsejó que regresara a la mañana siguiente al mismo lugar, recomendándole que no abandonara a la diosa antes de haber pasado cuatro casas.
Hema no pudo comer en todo el día y al día siguiente, al amanecer, se encontraba en su escondite junto al río. La diosa llegó más temprano que el día anterior, pensando así escapar de su perseguidor; se bañó apresuradamente y, al no ver a nadie, volvió a sentarse en la orilla, muy cerca de Hema. La agarró como el día anterior y, a pesar de sus esfuerzos por escapar y de sus súplicas, la llevó a su casa.
Luego, al ver que los habitantes del mundo superior la habían visto en brazos de Hema y la consideraban su esposa, habiéndose encariñado con el joven, accedió a quedarse con él. Y ella, una diosa, se casó con un mortal según los ritos religiosos de aquella época.
Le pusieron el nombre de Hina Tahutahu (la maga) por su misterioso origen y su poder sobrenatural, porque curaba a los enfermos, podía leer la mente y predecir el futuro.
Hina Tahutahu le dio a su marido Hema dos hijos: Arihi-nui-apua y un gigante rubio peludo como su abuelo y al que le pusieron el nombre de Tafa'i-iri'ura (Tafa'i tiene la piel roja) que se conoce más simplemente. como Tafa'i.
Desde muy joven, Tafa'i demostró que había heredado los poderes sobrenaturales de su madre y que tenía conexiones con los dioses. Su hermano mayor nunca fue más que un simple líder mortal eclipsado por la gloria de su hermano menor. La primera infancia de estos dos niños la pasó agradablemente jugando con sus primos y otros niños; sus juegos eran trompos, pequeños veleros, juegos de pelota, baños y natación.
Pero llegó el día en que querían nuevos juegos. Los primos de Tafa'i hacían bolas de arcilla que hacían rodar por el suelo y aquel cuya bola se rompía mientras rodaba era el perdedor.
Tafa'i luego preguntó a su madre cómo se podían hacer bolas muy sólidas y ella le aconsejó que tomara arena fina de la playa, la mezclara con arcilla y las secara bien antes de usarlas. Hecho esto, se fue a jugar con sus primos quienes le gritaban: “¡Ah! querido Tafa'i, ven y enrolla el tuyo"
Pero Tafa'i respondió: "No, los primeros deben ser los primeros y los últimos los últimos".
Empezaron a rodar sus bolas una tras otra y todas se rompieron excepto la de Tafa'i, que salió victorioso del juego.
Luego, Tafa'i y sus primos jugaron a la Titiraina, una canoa de juguete que se empuja con un palo y que se estabiliza mediante una nervadura de hoja de coco que actúa como equilibrador.
El juguete se colocó en la superficie de las olas, un poco hacia el mar, desde donde flotó hasta la orilla. A la orilla del mar se realizaban carreras entre estos juguetes y ganaba aquel cuya Titiraina llegaba primero a tierra. Tafa'i, siguiendo instrucciones de su madre, fabricó su canoa con un tallo de liana Pohue cuya ligereza le hacía ganar cada vez.
Sus primos, furiosos y celosos de verlo ganar siempre, se abalanzaron sobre él y lo golpearon con tanta violencia que, creyéndolo muerto, lo enterraron en la arena. Pero su madre, enterándose en el mismo momento de lo que estaba pasando, fue al lugar donde estaba el cuerpo y lo resucitó. Pero cuando ella lo interrogó para saber quiénes eran los responsables, él intentó exonerarlos.
C'est ainsi que Tafa'i excellait dans tout ce qu'il entreprenait et bien souvent ses cousins par jalousie et dépit le frappaient avec violence, le laissant pour mort, mais sa mère qui le ramenait aussitôt à la vie ne l'entendait jamais quejarse. Al final Hema, su padre, arrepentido del trato que sus sobrinos le infligieron a su hijo, abandonó este mundo y bajó a Po (Oscuridad) para vivir allí.
Cuando Tafa'i era aún un adolescente, su madre le transmitió todo su poder mágico el cual él penetró abriendo su boca sobre la cabeza de su madre, inmediatamente después sintió la necesidad de viajar y realizar grandes hazañas.