La tribu Tsáchila de Ecuador vive en la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas. Se sabe que los hombres de la tribu se afeitan los lados de la cabeza y peinan el resto del cabello con una mezcla de grasa teñida de rojo brillante con semillas de achiote. Hablan la lengua tsafiki o tsáchila de la familia lingüística Barbacoa. EL mito En el sitio Mama-Puma se recolectó información sobre el origen de los seres Tsachila.
Contenido
PalancaEl mito del origen de los seres Tsachila
La mujer que inundó la tierra pescó las tsáchilas con barbasco, que eran como hoy. Antes de atraparlos, se dedicó a contar el cabello de todos. No sabemos cuántos debió contar, pero los contó todos. Cuando terminó de contar, arrojó su cabello al agua y cuando lo hizo, el agua creció. Así mató a los tsáchilas. Se ahogaron y ella recogió a los que perecieron.
La mujer era tan alta que el agua le llegaba hasta las rodillas. Las aguas no eran profundas. Se levantó y recogió a los que se habían ahogado. Las aguas se lo llevaron todo: pecaríes, cerdos, cerdos, animales indomables, venados, perros, humanos…. La vieja que inundó no recogió los flacos, sólo recogió los grandes y para comprobar si tenían suficiente grasa, sumergió en su carne un instrumento punzante: para ver si estaban como ella quería.
En esos trayectos, la mujer vio a un pequeño niño flotando sobre las aguas. Estaba vivo, no se había ahogado porque estaba aferrado a un tronco. La mujer lo llevó consigo para que le sirviera de cocinero. Ella no sabía cocinar porque... ¡Vivía tan ocupada!
Lo llevó a casa y el niño asó todo lo que recogió la anciana: personas, perros, todo. Mientras el niño se asaba, la mujer y su hija contaban los pelos. Eran dos mujeres: la anciana y su hija. Los dos vivían de contar pelos y el niño asaba la grasa, las aguas de la inundación comenzaron a bajar y el niño seguía asando.
Las aguas no pudieron destruirlo todo. Algunos guayabos quedaron en pie y en uno de ellos, un mono cusumbo estaba vivo. EL cusumbo Era muy grande, por lo que la anciana lo tomó al instante. Lo puso al lado de los demás para asarlo, y para que no se derritiera del todo lo colocó en un extremo de la parrilla.
¡A la anciana le encantaba la grasa! El niño, por su parte, se preocupaba por asar bien la carne. Lo pinchó por ambos lados para que se cocinara uniformemente. Mientras tanto, la anciana y su hija seguían contando los pelos. Para sorpresa de la pequeña cocinera, resultó que el cusumbo no era un cusumbo pero el relámpago, entonces el relámpago habló y le dijo:
– Cúbreme un poco de la llama, no dejes que me queme y huye inmediatamente.
Cerca había arbustos de camacho. Rayo le dijo al niño que corriera hacia esos arbustos porque iba a destruir a la anciana y a su hija. Las mujeres escucharon los susurros y casi lograron escuchar el relámpago y al niño hablando, entonces le preguntaron al niño:
- Con quién estás hablando ?
-A mí ? respondió el niño, no estaba hablando con nadie. Estaba pensando en voz alta que hace mucho calor.
Cuando las mujeres oyeron esta respuesta, se calmaron y se sentaron donde estaban. Las mujeres se distrajeron y el niño corrió hacia los arbustos de camacho. Tan pronto como llegó allí, comenzó una tormenta de relámpagos y truenos. Rayos y truenos atacaron a la anciana que inundó la tierra de los tsáchilas y a su hija. La niña saltó al agua, porque había una laguna que se había formado con los pelos que estaban tirando. La niña se salvó pero la anciana murió en el mismo lugar.
El niño se fue a casa y se fue nuevamente. Antes de irse, le dijo a la gente.
-Cuando te conviertas en arcilla, seguiré siendo lo que soy ahora.
Dicho esto, desapareció. Ahora, cuando brilla el sol y hace mucho calor, se oye un silbido. Dicen que este niño es el que silba. Eso dicen los abuelos.