Bruja de zaita

Durante un tiempo, las brujas comenzaron a acosar a un vecino de Zaita, en la región de Azazeta. Aquí está la historia de la bruja de Zaita.

la bruja de zaita

Bruja de zaita

Lo sintió principalmente cuando salió del pueblo por un camino donde, inexplicablemente, un revuelo lo dominó y se vio obligado a regresar a casa. Otras veces, aparentemente sin que pasara nada, el Pastor comenzaba a saltar boca abajo provocando un gran daño. A esto se le sumaron otros detalles aunque de menor amplitud.

Durante varias noches permaneció al acecho en su casa, cansado de esta situación. No pasó mucho tiempo antes de que viera un gato negro en la casa. El hombre se mantuvo atento y, con un torniquete en la mano, golpeó al felino con tanta fuerza que lo dejó medio muerto. Luego, tomándolo por la cola, lo metió en una caja fuerte que cerró con llave.

A la mañana siguiente, cuando el hombre abrió la caja fuerte, descubrió con un miedo indescriptible en su interior a una mujer de mediana edad, completamente desnuda. Sintiéndose perdida ante las amenazas de denuncia a las autoridades, prometió no volver a herirla si la dejaba ir. Conmovido por la imploración femenina, el hombre no tuvo corazón para castigarla y la dejó libre.

Poco tiempo después, esta misma mujer cayó gravemente enferma y, temiendo por su vida, llamaron al cura del pueblo. Pero cuando ésta le dio la Comunión, la mujer no pudo tragar la hostia consagrada. Al contrario, cuando le dieron el pan sin bendición, se lo comió sin ningún problema. Esto hizo que los vecinos sospecharan que el paciente era un brujo.

Ya en agonía, la mujer pidió a alguno de los presentes que le extendiera la mano. Pero nadie lo hizo, avisado de antemano por el párroco.

Era bien sabido que cuando una bruja llega a morir, transmite poder de esta manera. Por eso, en lugar de la mano, le tendieron el mango de una escoba.

Cuando murió la bruja, arrojaron la escoba al horno de pan. Todos contemplaron en agonía, cómo este objeto saltaba al arder, como si tuviera vida propia, a veces incluso escuchamos extrañas explosiones.