El sacerdote jugaba

Como hay muchos en el mundo, había un caballero y una dama. El señor se llamaba Petarillo, le gustaba ir de cacería. Un día pescó dos levrauts y, ese día, el cura fue a verlo a su casa. El marido le dijo a su mujer: "Si vuelve el cura, sueltas una de esas liebres como para venir a buscarme, atándole una nota al cuello y yo le ato otra nota al cuello de la otra". liebre." »

sacerdote jugó

El sacerdote jugaba

El sacerdote llegó un día a su casa y preguntó dónde estaba el marido. La mujer le dijo:
Mandaré a buscarlo en una de esas liebres con billete. Dondequiera que esté, lo encontrará, tan bien los ha entrenado. »

Y dejó escapar a una de las liebres. Estaban impacientes esperándolo, cuando finalmente el esposo llegó a casa y su esposa le dijo: “Te mandé la liebre.
“Lo tengo aquí”, respondió el marido.

El sacerdote, asombrado, le rogó que se la vendiera y le dijo:
"Tienes que venderme esta liebre, por favor, la has entrenado tan bien". »

El cura repitió que había que vendérselo. Y el hombre respondió:
No te lo doy por menos de quinientos francos.
- Vaya ! ¿Me lo dejas por tres centavos?
- No no."

Eventualmente, él le dejó tenerlo a cuatrocientos. El sacerdote le dijo a su institutriz:
“Si alguien viniera por mí, enviarías a esta liebre, que sabrá encontrarme esté donde esté. »

Un hombre vino al presbiterio para decir que un hombre enfermo preguntaba por el sacerdote. Ella envió esta liebre, convencida de que él la encontraría, pero el cura no apareció. El hombre, cansado de esperar, se fue. La institutriz le dijo al cura que había enviado a la liebre, pero que no había vuelto a aparecer.

Fue, enojado, al cazador. Pero Petarillo, viendo llegar enfurecido al vicario, le dio a su mujer un odre de vino y le dijo:
“Pon esto debajo de tu blusa y cuando el cura esté ahí, te apuñalaré con ira y caerás como muerto, pero cuando toque la xirula*, te levantarás como resucitado”. »

El sacerdote llegó muy enojado (discutieron los tres) y el hombre apuñaló a su esposa, ella cayó al suelo, el sacerdote le dijo:
“¿Sabes lo que hiciste?
"No es nada", respondió, "lo arreglaré de inmediato".

Y tomó su xirula y se puso a tocar. La mujer se levantó resucitada y el cura le dijo: “Por favor véndeme esta xirula. »

Él respondió que no quería venderlo, porque era demasiado valioso.
“Pero tienes que vendérmela. Cuántos quiere ? Te daré todo lo que pidas.
-Quinientos francos. Y él se lo dio.

La institutriz del cura a veces se burlaba de él, y al volver a casa quería asustarla un poco. Cuando, como de costumbre, ella se rió de él, él la apuñaló con un gran cuchillo de mesa.

Su hermana le dijo:
“¿Te das cuenta de lo que has hecho? ¡Has matado a tu institutriz! »
Él le dijo; "¡No no! Puedo arreglarlo” y comenzó a tocar la xirula, pero no hizo nada para arreglarlo.

Il partit en colère chez le chasseur, le prit, l'attacha et l'emporta dans son sac pour le jeter à la mer. Comme il passait près de l'église, la cloche vint à sonner, il le laissa là pour aller dire la misa. Mientras tanto, pasó un pastor y le preguntó al hombre qué hacía allí. Él respondió: "El sacerdote me quiere tirar al mar porque no quiero casarme con la hija del rey". »

El otro le dijo: “Me pondré en tu lugar y te libraré e iré y me casaré y tú, cuando me hayas encerrado en el costal, te irás con mi rebaño. »

Cuando el sacerdote volvió, después de haber dicho misa, tomó la bolsa y mientras la cargaba sobre sus hombros, el hombre le dijo:
“¡Realmente quiero casarme con la hija del rey!
-¡Me casaré contigo pronto! »
Y lo arrojó al mar.

*xirula: flauta vasco (pronunciado Tchiroula)